22/7/09

El tan temido estrés


Estrés es palabra derivada del inglés “stress” que se traduce como esfuerzo, presión, fatiga nerviosa, carga, tensión.

Definimos estrés como aquella situación en que un individuo o uno de sus órganos se encuentra exigido a un rendimiento superior al normal, exponiéndose al riesgo de enfermar.

El estrés es el resultado de esa sobreexigencia. Es una situación a la que se somete el individuo que vive la vorágine de las grandes ciudades prisionero de los estímulos tensionantes y el exceso de trabajo cotidiano.

El ser humano se encuentra en la vida de hoy sujeto a factores internos y externos que lo mantienen al borde del crack psicofísico. Mucho han contribuido a esta realidad la necesidad de crecimiento económico, el afán de éxito y superación, la feroz competencia en lo personal, laboral y social, las duras políticas económicas que han esclavizado al hombre condenándolo a interminables horas de trabajo y esfuerzo. La familia en crisis aporta no pocos ingredientes a esta escena patética de desgaste cotidiano.

El estrés psicofísico se manifiesta con signos y síntomas variados. Son frecuentes los trastornos del sueño, los desórdenes alimentarios, los problemas digestivos – diarreas, meteorismo, náuseas, vómitos, distensión abdominal, gastritis, esofagitis, dispepsia –. Pueden presentarse también dolores de cabeza, de nuca, alteraciones de la presión arterial, palpitaciones, y trastornos visuales y auditivos. No son raras las contracturas musculares en cuello, hombros y columna vertebral. Puede haber también manifestaciones en piel, pelo y uñas. En la esfera psíquica, aparecen irritabilidad, nerviosismo, angustia, fobias, miedos, trastornos en las relaciones personales y en la vida social, aislamiento, agresividad, falta de adaptación.

La medicina siempre reconoció y describió las entidades vinculadas al estrés pero nunca como ahora la ciencia necesita replantear este capítulo para encarar soluciones a un abanico de enfermedades de altísimo impacto en la sociedad de hoy.

Las medidas a adoptar para disminuir el impacto del estrés:

- Vida sana, caminatas y ejercicios al aire libre. Dieta adecuada.
- Descanso diario de 6 - 8 horas
- Prácticas de relajación en penumbras y en silencio
- Evitar lugares ruidosos y excesivamente iluminados
- Jerarquizar las actividades recreativas
- Replantear actividad laboral, horarios, descansos, vacaciones.
- Revalorizar afectos, familia, pareja.
Desde la ayuda profesional, son útiles la consulta médica clínica para los ajustes de diagnóstico y tratamiento, la psicoterapia como apoyo terapéutico.
La medicina alternativa ofrece posibilidades de tratamiento con acupuntura, meditación, yoga y otras prácticas orientales de gran valor antiestrés.



© Dra. Cristina Trípodi
© Galaxia Porteña

Versión para Internet del artículo publicado en Revista Galaxia Porteña Año 1, nro 5, Septiembre de 2004