21/7/09

Ajustarse los cinturones


Por disposición de las autoridades de tránsito, se impuso este mes la obligatoriedad del uso del cinturón de seguridad. El tema suscitó no pocos conflictos, porque en la población adulta no es bien vista una medida que imponga u obligue limitando la voluntad o libertad de decidir que hacer y como hacer. Sin duda, una parte importante de nuestra sociedad no acepta de buen grado normas de comportamiento que modifiquen viejos hábitos. Pero se debe tomar conciencia de la necesidad del cumplimiento de estas reglas de prevención y seguridad destinadas a proteger la vida y la salud. Ahora bien, en accidentología el capítulo más importante es el destinado a la prevención. Y si de accidentes de tránsito se trata, todas las medidas destinadas a prevenir y a minimizar efectos dañosos, parecen ser pocos a la hora de lamentar hechos infortunados. La obligatoriedad del uso del cinturón de seguridad y apoya-cabezas en los vehículos, no es caprichosa ni arbitraria. Surge como resultado de exhaustivos estudios de campo, donde el análisis de la mecánica del accidente y su relación con el daño, permiten apreciar que con el uso de estos sencillos dispositivos de seguridad se puede minimizar el efecto del trauma sobre el cuerpo y la salud. Generalmente, la dinámica del accidente de tránsito, aún el más leve, lleva al brusco desplazamiento del cuerpo del conductor y acompañantes dentro del habitáculo. Los segmentos corporales de máximo riesgo en la sacudida traumática son cabeza, cuello, tórax y miembros, siendo lo común (el 90% de los casos) los desplazamientos bruscos de cabeza y cuello (vulgarmente conocidos como “latigazo cervical”) siguiendo vectores relacionados con la naturaleza, dirección y sentido del impacto. Los traumas de cabeza suelen ser graves y prolongarse en el tiempo, llevando generalmente a la cronicidad y discapacidad con un alto costo sanitario, laboral, familiar y social. El 90% de los accidentes de tránsito de cualquier origen, van acompañados de lesiones que pueden prevenirse o minimizarse con el uso del cinturón. Por lo tanto y aunque sea una costumbre nueva que nos cueste poner en práctica diariamente, debemos habituarnos al uso obligatorio del cinturón contra nuestros viejos hábitos y a favor de nuestra seguridad.




© Dra. Cristina Trípodi
© Galaxia Porteña

Versión para Internet del artículo publicado en Revista Galaxia Porteña Año 1 nro 6, octubre de 2004